Fotografía de Julián Ocampo Calvo
El edificio del Chamorro fue construido en 1952 por los acreditados maestros albañiles José García y sus hijos José Maria y Antonio, según idea del Ayuntamiento el cual había esperado para allegar fondos suficientes para que la obra tuviera la prestancia propia de un inmueble municipal.
Y así fué, con suficiente capacidad, recios muros de piedra cal y arena, ladrillo macizo en puertas y ventanas, poyo de asentar paneras, canal de desagüe y los dos tabiquillos que conformaron un breve habitáculo cuadrado en el ángulo NE.
El suelo empedrado con de cantos cuarzo, y la cubierta, de teja curva sobre palos de madera.
El edificio se levantó a pocos metros del pozo construido unos años antes sobre una poza-manantial que había en el lado izquierdo del lcho del arroyo inmediato, poza utilizada desde tiempo inmemorial por el vecindario.
Fotografía de Juan José Arias Moreno
Tras el desuso, el lavadero ha experimentado una serie de modificaciones tales como:
Elevación del piso mediante una deficiente capa de hormigón de 20 cms. de grosor, lo que ocultó el bien diseñado empedrado y disminuyó la altura que tenían el poyo, las puertas y las ventanas.
Así mismo anuló el sumidero que había en el punto menor cota del suelo junto al muro norte, el cual conectaba con el desagüe de las paneras y evacuaba el agua hasta el arroyo.
La cubierta original fue sustituida por teja portuguesa sobre hierros y "bardos" rebocados.
La cara interior de los muros, antes embastada con cal y arena gruesa se enlució con una capa de mezcla fina y a ella se ancló una reja en cada vano.
Ha desaparecido el pequeño habitáculo en el que custodiaban los guardas del pozo los cubos, garfios y pertenencias personales.
Externamente se han eliminado las peñas inmediatas y el edificio se ha rodeado de una valla metálica, tan ceñida en algunas zonas que hoy día sería imposible lavar en la mayoría de los lugares tradicionales permitidos por el Ayuntamiento.
Estos lugares eran preferidos por las lavanderas en los días soleados entre otoño y primavera, pues el lavadero sólo se usaba en el verano, en los momentos de lluvia o al saturarse el exterior.
Por higiene, no en todos los lugares estaba permitido lavar, en este aspecto el Ayuntamiento y los guardas eran muy estrictos.
Fuente: Juan Jose Arias Moreno.
Fotografía de Foro ciudad
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